Miró
Mon cor estima un arbre! Més vell que l'olivera,
més poderós que el roure, més verd que el taronger,
conserva de ses fulles l'eterna primavera,
i lluita amb les tormentes que assalten la ribera,
com un gegant guerrer.
No guaita per ses fulles la flor enamorada;
no va la fontanella ses ombres a besar;
mes Déu ungí d'aromes sa testa consagrada
i li donà per trone l'esquerpa serralada,
per font l'immensa mar.
Quan lluny damunt les ones renaix la llum divina,
no canta per ses branques l'aucell que encativam;
el crit sublim escolta de l'àguila marina,
o del voltor que passa sent l'ala gegantina
remoure son fullam.
Del llim d'aquesta terra sa vida no sustenta;
revincla per les roques sa poderosa rel,
té pluges i rosades i vents i llum ardenta,
i, com un vell profeta, rep vida i s'alimenta
de les amors del cel.
Arbre sublim! Del geni n'és ell la viva imatge;
domina les muntanyes i aguaita l'infinit;
per ell la terra és dura, mes besa son ramatge
el cel qui l'enamora, i té el llamp i l'oratge
per glòria i per delit.
Oh! sí: que quan a lloure bramulen les ventades
i sembla entre l'escuma que tombi el seu penyal,
llavors ell riu i canta més fort que les onades
i vencedor espolsa damunt les nuvolades
sa cabellera real.
Arbre, mon cor t'enveja! Sobre la terra impura,
com a penyora santa duré jo el teu record.
Lluitar constant i vèncer, reinar sobre l'altura
i alimentar-se i viure de cel i de llum pura...
oh vida, oh noble sort!
Amunt, ànima forta! Traspassa la boirada
i arrela dins l'altura com l'arbre els penyals.
Veuràs caure a tes plantes la mar del món irada,
i tes cançons tranquiles 'niran per la ventada
com l'au dels temporals.
Miquel Costa i Llobera
(Versió de 1907)
EL
PINO DE FORMENTOR
Hay en
mi tierra un árbol que el corazón venera;
De
cedro es su ramaje, de césped su verdor,
Anida
entre sus hojas perenne primavera
Y
arrastra los turbiones que azotan la ribera,
Añoso
luchador.
No
asoma por sus ramas la flor enamorada,
No va
la fuentecilla sus plantas a besar;
Mas
báñase en aromas su frente consagrada,
Y tiene
por terreno la costa acantilada,
Por
fuente el hondo mar.
Al ver
sobre las olas rayar la luz divina,
No
escucha débil trino que al hombre da placer;
El
grito oye salvaje del águila marina,
Y
siente el ala enorme que el vendaval domina
Su copa
estremecer.
Del
limo de la tierra no toma vil sustento;
Retuerce sus raíces en fuerte peñascal.
Bebe
rocío y lluvias, radiosa luz y viento;
Y cual
viejo profeta recibe el alimento
De
efluvio celestial.
¡Árbol
sublime¡ Enseña de vida que adivino,
La
inmensidad augusta domina por doquier,
Si dura
es la tierra, celeste su destino
Le encanta, y aun le sirve el
trueno y torbellino
De gloria y de placer.
¡Oh¡
sí; que cuando libres asaltan la ribera
Los
vientos y las olas con hórrido fragor,
Entonces ríe y canta con la borrasca fiera,
Y sobre
rotas nubes la augusta cabellera
Sacude
triunfador.
¡Árbol,
tu suerte envidio¡ Sobre la tierra impura
de un
ideal sagrado la cifra en ti he de ver.
Luchar,
vencer constante, mirar desde la altura,
Vivir y
alimentarse de cielo y de luz pura...
¡Oh
vida, oh noble ser¡
¡Arriba,
oh alma fuerte¡ Desdeña el lodo inmundo,
y en
las austeras cumbres arraiga con afán.
Verás
al pie estrellarse las olas de este mundo,
Y
libres como alciones sobre ese mar profundo
Tus
cantos volarán.
Miquel
Costa i Llobera
Mi corazón quiere a un árbol.Mas viejo que el olivo,
mas poderoso que el roble. mas verde que el naranjo,
conserva de sus hojas la eterna primavera
y lucha con los vientos que asaltan la ribera
como un gigante guerrero.
No asoma por sus hojas la flor enamorada;
no va la fuentecilla sus sombras a besar;
mas dios ungió de aromas su cabeza consagrada
y le dio por trono la escarpada cordillera,
por fuente la inmensa mar.
Cuando, lejos, encima de las olas renace la luz divina
no canta por sus ramas el pájaro que nos cautiva;
el grito sublime escucha del águila marina
y del buitre que pasa siente el ala gigantesca
remover su ramaje.
Del limo de esta tierra su vida no sustenta:
Retuerce por las rocas su poderosa raíz,
tiene lluvias y rocíos y vientos y luz ardiente,
y, como un viejo profeta,recibe vida y se alimenta
de los amores del cielo.
Árbol sublime! Del genio es la viva imagen;
domina las montañas y vigila el infinito;
para él la tierra es dura, pero besa su ramaje
el cielo que le enamora, y tiene el rayo y la brisa
por gloria y por deleite.
Oh! sí: cuándo libremente braman los vientos
y parece entre la espuma que cae su peñasco,
entonces el ríe y canta mas fuerte que el oleaje
y vencedor sacude por encima de las nubes
su cabellera real.
Árbol, mi corazón te envidia! Sobre la tierra impura,
como una prenda santa llevare yo tu recuerdo.
Luchar constante y vencer, reinar sobre la altura
y alimentarse y vivir de cielo y de luz pura...
oh vida o noble suerte!
Arriba, alma fuerte! Traspasa la niebla espesa
y arraiga en la altura como el árbol de las peñas.
Veras caer a tus plantas la mar del mundo airadamente,
y tus canciones tranquilas irán por el vendaval
como el agua de los temporales.
Versão de Manuel Morgado Santana